“ OJOS ASESINOS “
Mi nombre… no lo revelare aun; Soy consciente de lo que acarrearía si lo hago. Sin embargo relatare en breve un poco de mi pasado, de mi historia, de mi vida, y de mi mundo, de lo que fui alguna vez y… que cambio para siempre.
Deje la escuela, no era lo mío, digamos que solo un día decidí dejarlo todo atrás: familia, empleo, mi buena posición, magnificas universidades, y… ese estúpido compromiso; Todo al olvido. Partí a tierras muy lejanas, buscando ¿que? Aun no lo se exactamente.
Lejos, lo mas lejos posible… Llegue pues, a un lugar extraño, solitario, donde la gente mas que vivir felices, parecían vivir rodeados de temor, miedo en sus espíritus; Caminando vagamente; Buscando alojamiento en silencio…
- Disculpe, estoy buscando un lugar donde quedarme – me dirigí hacia un comerciante de aquella diminuta zona -¿Hay algún hotel, o alguna posada por aquí cerca? – Aquel anciano me miro; Estupefacto y titubeante.
- Claro! Pero debe dirigirse hasta el centro de la capital, ahí se encontrara mas seguro – acabo recalcando las ultimas palabras.
Pero yo no buscaba algo así, sino un nuevo estilo de vida.
- Si, creo, gracias de todos modos – Creo que estaba decepcionado, a la mayoría de la gente a la que le había preguntado en ese lugar, únicamente recomendaban la ciudad, “ La grande y poderosa capital “, “ mas segura ”, detestaba ese sitio, lo detestaba y aborrecía con todas mis fuerzas! Había vivido durante años en los que no tenia voz, en ese tipo de lugares; Razón por la cual borre mi pasado; quería ser diferente, deseaba de alguna u otra forma ser… diferente; Aun cuando tuviera que trabajar como mesero o cosas así: “ normales “ y no como solía hacerlo antes: en la oficina a voluntad de mi padre, con su patético negocio familiar, me disponía a marcharme. A dar la vuelta a la hoja para nunca jamás volver.
Mientras el viendo mecía las tristes hojas de los arboles presentes, y de los cuales se desprendió vigorosa: una traviesa hojilla de nogal, que termino incrustándose en uno de mis ojos; fue entonces cuando repare en el desgastado papel de color sepia, que crujía por liberarse de aquel muro tapizado en letreros, lo arranque de tajo.
- ¡Estupendo! – se rentaba un pequeño cuarto en lo que parecía ser una gran mansión, derruida quizás con el paso de los años a juzgar por la apariencia de la foto… me alegre mucho, pero…
- ¡¡¡Nooo!!! – Mi entusiasmo se desvaneció al observar aterrado al señor con el que había mantenido minutos antes la conversación – ¡Devuelva eso! ¡TIRELO! ¡Vaya a la capital y consígase algo seguro! – Intento arrebatarme el pergamino varias veces, pero se lo negué. – Le saldrá mas caro, pero estará a salvo – Ahora temblaba; Murmuros… y las personas que antes nos rodeaban se esparcieron comenzando a desaparecer, algunos locales incluso cerraron, mientras seguíamos discutiendo.
Pronto, el viejo desistió en su intento de hacerme entrar en razón y me dejo marcharme después de advertirme un sinfín de precauciones, cosas que debía saber… Cosas que me hicieron dejarlo con las palabras en la boca; me molesta que la gente diga cosas no acertadas de personas con las que ni siquiera se ha topado alguna vez… Y… seguían ahí las advertencias de aquel viejo, dándome vueltas en la cabeza: “Habita ahí un asesino” “Nunca se le ha escapado uno solo vivo” “Ve a la ciudad capital” “Estarás mas seguro”. Y la respuesta dentro de mi mismo era: “No”, me arriesgaba demasiado si me dejaba ver en público… A mi padre le convenía casarme con aquella dama de la nobleza inglesa, aun en contra de mi voluntad… No lo permitiría. Seguí caminando, fantaseando cada en cuando, ubicándome por las calles, no quería molestar a nadie mas; Quería respuestas; pero lo único que obtenía eran acusaciones sin pruebas, otros preferían no darme las direcciones, según ellos para salvarme de mis decisiones, cosa que me molesto aun mas.
Jamás volvería a permitir que alguien decidiera por mi, o al menos eso era lo que creía…
- ¡Rayos! – Tan sumido iba en mis pensamientos que no me fijaba por donde iba, había chocado con un sujeto alto, mi maleta cayo al suelo. – Lo siento – dije mirando aun mis pies, mientras recogía apresuradamente las cosas regadas por el suelo, - No vi por dond… - y fue en ese momento, cuando su mirada mato mis sentidos, una mirada fría y penetrante “en aquellos ojos grises” titubee sin saber porque - ¡Ah! No, N-no vi por donde iba… - algo se retorcía en mi interior produciéndome calosfríos. Ni siquiera me dirigió una sola palabra, siguió caminando como si no existiera… con mis ánimos en el suelo.
Seguí temblando, tiritando aun horas después, nunca me había pasado algo semejante, ¿Por qué? No se si quería o no saber la respuesta, el solo recordar su mirada me estremecía.
Andando, di con la susodicha casa Lucia aun más abandonada y vieja de lo normal que aparentaba el anuncio… Atravesé resueltamente el cancel. Uno muy curioso por cierto, con incrustaciones arabescas, al parecer o eso me pareció; Un pequeño camino empedrado conducía a varios jardines y a la entrada principal.
Pasando por alto toda advertencia, cruce los últimos escalones y toque a la puerta…
Nadie abrió, toque de nuevo… no hubo respuesta… una ultima vez y… nada.
- ¡bah! – escupí, di media vuelta, dispuesto a marcharme y no regresar, cuando…
- ¿¡Se te ofrece algo?! – la voz provenía de un segundo piso, levante la vista instintivamente para dirigirme a él; cara a cara… Mas, ¿¡Cual no seria mi sorpresa al volverme a topar con el mismo personaje que me había aniquilado horas atrás!?
- Vengo por lo del anuncio – trastabille, me ponía nervioso ¿Qué demonios me pasaba? ¿Por qué esta sensación?
- Ahora bajo – repuso mientras desaparecía tras las cortinas… grises, por el polvo, supuse.
La puerta se abrió, pero nadie apareció en el umbral, sino que desde dentro se me ordeno pasar, empuje la pesada madera, misma que rechino estruendosamente; Una gran sala, en un muy mal estado… Los pocos muebles, algunos empolvados por el transcurso de los años u otros cubiertos por sabanas y mantas grises y negras, divanes y taburetes antiguos apilados en los rincones, majestuosos cuadros asomándose entre los muros me miraban, de talla antigua también, y… envueltos en telarañas y mas polvo: pendían del amplio techo seis lámparas de acero, con incrustaciones en lo que parecían ser oro, plata y cobre.
Mi sentido del olfato detecto de inmediato el olor a cigarrillo; Sentado, o más bien recargado sobre las escaleras estaba él. Joven, de entre 27 a 29 años, cabellos negro, algo largo y despeinado, piel blanca, de estatura alta y unos inconfundibles “ojos grises”. ¡Era la primera vez que veía en una persona ojos de semejante color! Él pareció notar mi inspección, pues su mirada descargo sobre mi: frialdad, en el instante en el que la coraza de mi ser pareció resquebrajarse pedazo a pedazo, helando todo mi ser. Y revolviendo en mi mente recuerdos vagos que iban y venían gritando: “Es un asesino” “Consigue algo seguro” “A la policía le faltan pruebas para arrestarlo” “¡Nooo!” la figura del anciano aterrado fue desvaneciéndose poco a poco ante mi decisión; Hasta ahora comprendía yo mismo el significado de tales palabras, y admitía que me infundía un poco de temor, pero ya no había vuelta atrás, costase lo que costase… ¡Lo conseguiría! ¡Me alojaría ahí!
- ¿Por qué te interesa este lugar?
- ¡¿Eh?! – Salí de mi ensimismamiento.
- ¡No importa! – Ni siquiera me dio tiempo de responder - ¡Sube!
Minutos después, subí tras él, dimos vuelta al pasillo derecho y subimos por otras escaleras, había probabilidad de que pudiera extraviarme en aquella casa, llegados arriba dio vuelta a la izquierda y en cuanto di la vuelta me tope frente a él, me extrañe, ¿Me esperaba acaso? Creí entonces que debía precederle y llegar por mi mismo a la habitación que se mostraba abierta, Más en el acto me detuvo, cerrándome el paso y acorralándome contra la pared; Su frialdad penetrando de lleno en mí ser, desbordándose hacia el horrible vacío. Me dolió el estomago. ¡Aguanta! ¡Resístelo! Me decía a mi mismo.
- ¿Cómo te llamas? – inquirió acercando su rostro al mío, infundiéndome miedo; “No tartamudees” pensaba para mis adentros, tome valor.
- Me llamo Chris… - respondí con firmeza, no iba a dejar que me asustara tan fácilmente.
- Absurdo…
- ¡¿Qué!?
Rio brevemente.
- Tienes miedo… - o me estaba tanteando o de verdad olía mi miedo.
- No es verdad – alegue, solo para darme cuenta que al decir eso, afirmaba sus palabras.
- ¿¡Y que harás si hago esto?! – levanto las voz y desenfundo un cuchillo a un mismo tiempo; básicamente quede entre la espada y la pared o mas bien entre el filoso artefacto que rozaba mi cuello y la pared. Respire lo mas profundo que pude, retire de sus labios el cigarrillo y tome unas cuantas bocanadas de humo; Ahora parecía molesto. Tomo el cigarro con violencia y lo aplasto contra el muro de manera que podía sentir el calor.
- Soy asesino, ya debes saberlo – recalcó – A estas alturas, ¡Mato por igual! Para mi no existe diferencia – pausa – Si te atreves a interferir en lo que hago, simplemente te eliminare… ¿¡Quedo claro?!
Asentí.
- Tu habitación es la del fondo – camino y abrió una puerta, una estancia algo pequeña a diferencia de las demás, pero quizás cómoda con unos cuantos arreglos.
- Son quinientos dólares. – rio maléficamente…
- ¡¡¡Pero el anuncio dice doscientos!!! – me queje.
- La puerta esta abierta, ¡Lárgate!
¡Que coraje! Pero no se iba a librar así de fácil de mí, no iba a darle tal gusto, saque de mi cartera los quinientos y se los entregue malhumorado… Por un mínimo instante sentí la satisfacción de haber abierto una cuenta monetaria, desconocida a las narices de mi padre… me alegre por ello.
- ¡Como quieras! – Siguió riendo mientras encendía a su vez un puro nuevo – Mañana no estaré aquí; No voy a alimentarte, así que ve y consigue tus provisiones… ¡Niño!
- ¡¡¡NIÑO!!! ¡Grandísimo idiota! – me hubiera gustado gritárselo, pero en lugar de eso me quede paralizado. ¿Por qué lo había permitido? Abajo se escucho el cerrar de una puerta; Me acerque a uno de los tres ventanales que iluminaban la habitación y le observe partir… Camino hasta la esquina de la barda y se perdió a bordo de un auto negro.
Limpie el lugar, desmantelándolo casi todo, pues me tome algunas libertades para una estancia mas cómoda, sabanas y cortinas seminuevas adornaban ya una reconfortable sala, desempolvada casi en su totalidad; Satisfecho por las obras realizadas salí al mercado, y a buscar una pieza para reparar el tubo del lavabo herido por un orificio… Y por fin regrese a mi nueva casa a eso de las 9:43 pm; Me prepare unos bocadillos para mi feroz apetito y descanse gustoso el resto de la noche.
Cayendo suavemente entre sueños… débilmente entre sombras… Alejando el perturbador rostro de mi padre cuando rehusé el casarme con la joven… Cruelmente afilada…
Por la mañana del día siguiente… Decidí retomar nuevamente los trabajos de remodelación de aquella unidad; Empezando por la cocina, reparando en su totalidad el tubo en el que se asomaba una perforación y por el que se escapaba el agua cada vez que hacia uso del grifo, una perforación… diminuta… como de… ¿bala? ¿Era eso? No le di tanta importancia, por lo que di mantenimiento también a dos de los baños de la planta baja y al que se encontraba al otro lado del pasillo en la segunda planta: el más cercano a mi cuarto. Termine ya tarde y subí satisfecho a la alcoba, me disponía incluso a recostarme cuando… de improvisto, una automóvil rechino frenéticamente cerca del lugar. Me incorpore a toda prisa y me asome al ventanal lo más rápido posible, mas en el acto la puerta de abajo se abrió de golpe, pero no se cerró… o eso me pareció; baje saltando las escaleras, y… en el umbral, al fondo en la oscuridad, una sombra se debatía penosamente en el suelo.
Encendí la luz y: La escena se presento horrible para ser la primera vez; Estaba herido, la sangre comenzaba a coagularse, temblaba aun, pero me era imposible ver exactamente de donde provenía la fuente de la hemorragia.
- ¡Demonios! – exclame, mientras el charco iba ensanchándose mas y mas, me acerque en su auxilio, pero me aparto de golpe.
- ¡Quítate! – bramo, pero no pudo decir mas, agonizaba en dolor, era obvio que intentaba evitar gemir o llorar ante mi, “apretaba entre los dientes” - ¡No!
- ¡Déjame verte! – me evito, se levanto y cayo de nueva cuenta al piso, esta vez gimió levemente.
- ¡Puedes agravarte! – le insiste energéticamente.
- Encárgate de tus propios asuntos, ¡No de los míos! Te lo advier…! – resbalo con aquella masa pegajosa.
Me marche de inmediato, corrí escaleras arriba y hurgue entre las cosas del armario, el botiquín de primeros auxilios salió a mi encuentro ¡estaba seguro que aun las guardaba! ¡Eureka! Ahí estaban: pastillas para dormir, en pocas palabras: unos sedantes muy efectivos, ¡La solución perfecta!, disolví dos diminutas de ellas en un vaso de agua y baje a toda prisa.
- ¡Tomate esto! Te sentirás mejor – Tome su barbilla acercándole aquel brebaje…
- ¡¿Qué demonios es esto!? ¡Déjame y LARGATE! Yo puedo…
- ¡NECIO! – termino con mi paciencia.
Le tome por el cuello, notando al tiempo el temor en sus ojos intentando vanamente reprochar… mientras derramaba por sus labios el poderoso sedante.
- ¡Mierda! ¡Que diablos es esto! ¡Odio el medicamento! – reí sin saber exactamente el porque.
- ¡Yaaa! Shhh… - quedo desconcertado al oír mis palabras, hasta yo mismo me sorprendí; Minutos después sucumbió ante el sedante. Detuve la hemorragia, la herida no era tan profunda después de todo, limpie la sangre, lo vende cuidadosamente, arropándolo sobre un sillón.
- Buenas noches. – le deseé mientras apagaba la luz y subía a dormir.
Desperté a eso de las cinco de la madrugada; Termine de limpiar parte de la sangre derramada y pegada sobre el mármol del día anterior. Prepare el desayuno y fui a sentarme frente a mi “anfitrión” tardaría en despertar, o eso suponía, cuando…
- Gracias. – susurro con los ojos aun cerrados. Brinque del susto; Iban a ser tan sólo las 7:00 am ¡Y parecía despierto desde antes! ¡Cuando den mi organismo me permitía dormir hasta las nueve!
- Pero no deberías de levantarte tan temprano. – quede boquiabierto.
- ¡Tú! ¿Cómo lo hiciste? Se supone que…
- Tú no viniste aquí buscando solo hospedaje. – Me atajo – viniste a algo más, lo sé; ¿Qué buscas aquí? – Tenía razón pero no iba a regalarle la respuesta.
- Hospedaje… - le desafié casi burlándome.
- Ya veo, deseas ser como yo…
- ¡Nunca! – rebatí.
- Lo deseas en el fondo…
- … - No respondí, un día atrás me había asaltado esa idea; Matar para sobrevivir… ¿Seria mi destino?
- Eres la segunda persona que parece no tenerme miedo. ¿Por qué?
Estaba seguro que deseaba que le preguntase y yo también quería preguntarle el quien había sido la primera persona, pero en vez de eso le conteste un…
- No lo se. – Sorbí un poco de jugo – Creo que te pareces a mi hermano – mentí.
- Mientes… - de nuevo la vista que causa escalofríos.
- ¡Eeaaa! ¡Eeaaa! Pues, ¿Cómo lo haces? Je, bueno, no tengo ningún hermano – al menos legitimo no, pensé para mis adentros. – Pero me hubiera gustado tenerlo como tú. - ¡¿Qué acababa de decir!? Ni yo podía creerlo; Las palabras se me escaparon de la boca.
- ¿Es que… acaso te gusto?
Escupí el jugo por la nariz y me atragante unos momentos para darme cuenta de esa razón. ¡Por eso me ponía tan nervioso!
- ¿O es que deseas que sea yo tu verdugo? – prosiguió sin darle importancia al hecho anterior.
- Nin-ninguna de las dos cosas. – repuse temeroso; acababa de darme cuenta de que muy en el fondo y a mi pesar, me gustaba…
- Y entonces…
- ¡Simplemente quise conocer otros ámbitos! – Le interrumpí, mi mente trabajaba a mil por hora.
- ¿Estoy muy grave? – rio sin sentido.
- ¿Grave en que sentido?
- La herida…
Reaccione, me había cambiado el tema.
- ¡Eh! N-no, es poco profunda, te repondrás en un abrir y cerrar de ojos. Pero… ¿Qué te paso? – La pregunta obligada.
- Eso no te importa.
- ¡Claro que me importa! – Mis palabras me asustaron.
- ¿Y por que demonios te importa?
- Simplemente… Yo…
- ¿Qué hiciste para comer?
- ¿Por qué me cambias el tema?
- No vale la pena recordar lo pasado.
- Es que, acaso… mataste de nuevo y…
- ¡¡¡Basta!!! – me interrumpió. – ¡Si vas a seguir hablando tonterías mejor lárgate y déjame solo!
Guarde silencio y observe como intentaba levantarse, sin logro alguno, hasta que lo detuve.
- Quédate acostado, ya te traigo el desayuno.
- ¡Yo puedo valerme por mi mismo!
- ¡Cállate y no te muevas! – ordene regañándolo. - ¡Ahora vuelvo! – esta vez soné enfadado.
Regrese quince minutos después; Bandeja en mano: había preparado carne asada, puré de patatas, ensalada, fruta y jugo de durazno. Recuerdo aun aquel exquisito aroma…
- Esto no me gusta. – refunfuño.
- No se trata de que te guste o no. ¡Te lo tienes que comer! ¡Te hará bien! ¡Lo necesitas!
- ¡Pues no lo quiero!
- Iré a almorzar a la cocina – le espete señalándolo con un dedo amenazador – Volveré dentro de media hora y si no lo has comido aun. ¡Hare que te lo tragues a la fuerza! – el incognito rio en tono burlón, ya nos llevábamos así y ni siquiera sabia su nombre; Peor aun, parecía como si disfrutase el verme enojado… Me marche.
__________________________________________________Ahora si, la historia hasta donde la deje....
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Cuando volví, lo encontré dormido, pensé que con aquella herida, era lógico que estuviera débil, así que tome la bandeja del piso y solo me fije en que la ensalada aun permanecía intacta; lave los trastos y regrese para asegurarme de que dormía, ni siquiera se quejo cuando le toque la punta de la nariz… Reí infantilmente y subí a ducharme. Salí del baño, en toalla. Pensé que con “mi amigo convaleciente” abajo, podría moverme a mi antojo como yo quisiera entre cuarto y cuarto: buscando una loción. Sin embargo, me lleve una grata sorpresa al entrar en mí habitación y escuchar tras de mí: ¡Bonitas piernas!
Simultáneamente se me erizo la piel.
- ¿Qué haces aquí? ¡Deberías estar descansando!
- Me aburro… fácilmente
- Pues, déjame decirte que hay muchas cosas raras en esta casa con las que puedes entretenerte!
- Pero… quería divertirme más –ahora hablaba en tono medio meloso, un escalofrío recorrió mi cuerpo sin perdonar ningún sentido, su mirada me pulverizo: tramaba algo. Algo muy malo por la expresión que reflejaba su rostro. Se levanto abruptamente de la cama ¡Cual si no tuviera nada! El temor se apodero de mí, mientras se acercaba, tomo mi mano y con rudeza me acorralo en una de las esquinas. Apago la luz. Los tímidos rayos de la luna iluminaban vagamente aquel refugio, no estábamos totalmente a oscuras. A esas alturas ya tenía bastante miedo y, sin embargo obligaba a mí ser a fingir que no lo estaba…
- Quiero… No…¡Deseo saber de que color es tu sangre!
- ¿De que color mas va a ser? –intente inútilmente ser firme, pero en las ultimas palabras tartamudee. Al segundo siguiente: la sangre se me cayó hasta por debajo de los pies; él tocaba uno de mis muslos y subía lentamente la mano por debajo de la toalla. No supe que hacer, ni que pensar, ¿Estaba fingiendo para asustarme? ¿Hablaba en serio? ¿Era ese mi fin? La frase: “No hay diferencia para mi” resonó en mi cabeza como explosión. Libero mi mano repentinamente y al movimiento siguiente coloco un cuchillo fingiendo que practicaba el como cortarme la yugular. Luche en mi interior para controlarme… ¡Muévete maldita sea! Me escuchaba pensar ¡Di algo!
- ¿No lo entiendes? –Me sorprendió - Esto es nuestra despedida…
- ¿Vas a… matarme? –balbucee entre dientes.
- Quiero que te vayas… ¡Mañana mismo! Para el medio día espero ya no encontrarte, de lo contrario: me asegurare de enterrarte para que ya no respires más.
Enfundo el arma, guardando determinada distancia con respecto a mí.
- ¿Cómo dijiste que te llamabas?
- C-chris… Chris Parker…
- Bueno Chris… -La maldad se reflejo en sus ojos cuando me desarmo arrojando la toalla tras de si… - ¡bonitas piernas! –se marcho riendo.
En la semioscuridad de aquella habitación, mi ser quedo al descubierto, despojado de todo, y llore como nunca antes lo había hecho ¿Por qué lo había permitido? Jure rabioso que me iría… pero no lo hice. Al día que siguió, recuerdo, un jueves al medio día, me encontraba leyendo un curioso articulo, de un caso que me parecía relativamente conocido –el ladrón de mercilesst- y estaba por leer las investigaciones propias del asunto, cuando escuche pasos sobre la escalera: alguien venia. Nuestras miradas se cruzaron segundos después… en el corto espacio del tiempo.
- Creí que te había dejado muy en claro que no quería volverte a encontrar aquí.
- Si lo que te interesa es el dinero –le espete furico – Aquí hay suficiente – refunfuñe tirándole dos pacas de billetes grandes frente a sus narices. Él lo tomo de mala gana, alegando un “como quieras”, y se esfumo.
+ Dragon Negro +
Matar para sobrevivir... si el hombre lo hiciera únicamente por su propia supervivencia... practicamente no habría asesinatos y seguro que jamás habría una guerra. El ser humano lo hace por orgullo, por venganza, por sensaciones o simplemente por petróleo e intereses nada claros e incubiertos en el PATRIOTISMO.
ResponderEliminarSupongo que es la primera parte de un relato, ya iré pasándome para ver como acontece el siguiente... Ahora me dispongo a comentar todo lo que me has respondido.
En primer lugar... lo de mi enfermedad.
ResponderEliminarDesde niño he estado en el hospital, así como tú. He tenido análisis y tratamientos que no eran necesarios o no eran los que debía tener. Así que no estoy muy satisfecho de la medicina, suelo ir más a la de "la abuela" con medicinas de plantas y sin nada sintético...
Llevaba años sin enfermar... ni yo, ni mi madre y tampoco mi tio. Pero este año ha decidido que todo caiga en mi familia.
Mi tío ya está bien. Mi madre aún se recupera. Y bueno yo... no sé que tengo en el estómago... aún intentan averiguarlo y tendré pruebas pronto.
Sobre lo de la foto y el nombre... algo así leí una vez, pero no creo mucho en eso salvo en que existe el alma... el resto para mí son cosas que no son 100% fiables..
Esperaré los resultados, y espero que sean buenos.
Lamento que tu familia haya estado tan agobiada con enfermedades, espero que en un futuro sea todo mucho mejor.
Yo también tuve anemia y otras enfermedades derivadas de las que yo tuve... se montaron unas con otras y desde el año de edad hasta los 14... no salí del hospital por más de unas semanas.
Sobre los cosplays...
ResponderEliminarActualmente tengo el pelo cortado como Atsushi en sus últimas apariciones, coincidimos... me corté el pelo y él también. Suele ser el corte de pelo que suelo usar... por lo tanto no fue copia ni nada... pero así parece.
http://www.youtube.com/watch?v=RAyO0L1fz_0
Son coincidencias extrañas del destino... supongo.
Sobre lambert... NO POR DIOS PARA NADA!
ResponderEliminarNo tiene nada que ver con ese Lambert, es un apellido muy común en Londres y decidí tomarlo, ya que es ciudadano Londinense... para nada tengas esa imagen de mi gran Dorian.
Físicamente es Ben Barnes... http://www.youtube.com/watch?v=sb3ZkSz3vOI
Pero sin un ojo y una pierna ortopédica por cortesía del clan Yuuji.
Creo que sí... deberías leer desde el principio la novela o desde donde te quedaste. Bien no sé donde puede estar pero como sabes en el blog existe la pestaña de buscar actividad o post anteriores. Así que si recuerdas más o menos la fecha por la cual dejaste de leer podrás encontrar...
Yutaka está feliz con su Max y su pequeña Midori. Ya leerás sobre él.
hola ojisan nwn jeje no m ehabia pasado x aki para felicitarte x tus geniales pinturas son estupendas ojisan nwn felicidades n0n -abrazo- en serio m gustaron mucho y el kamuii wiii yo lo tengo n0n jeje spero ver mas d tus pinturas y padres dibujos nwn
ResponderEliminarte kiero mucho n0n